martes, 10 de noviembre de 2020

ENSEÑANDO LA PATITA POR DEBAJO DE LA PUERTA

 A menudo me pregunto si mostrar abiertamente mi nuevo camino más espiritual, más allá de los que sé que piensan como yo. El miedo al juicio, al qué dirán o pensarán es algo que siempre me ha pesado y me ha influenciado mucho más de lo que estoy dispuesta a reconocer ( Tengo una reputación que mantener, ejem...). Siempre había creído en las energías, lo espiritual y lo místico e inexplicable, pero me dejé arrastrar por la parte más racional y admitida socialmente de que esas cosas eran paranoias y engaños. Al final todo es cuestión de perspectiva, equilibrio y de quién te lo explica. Total, que ahora estoy aprendiendo tarot evolutivo, he hecho y hago meditaciones con mantras y visualizaciones en las que he recibido mensajes y mi casa está llena de cuarzos. Es posible que los mensajes que he recibido vengan de mi yo más profundo y simplemente hayan salido al exterior de una manera adornada pero me gusta creer que también vienen de seres, energías o como quieras llamarles que están ahí aunque no los veamos. Se me ha despertado una curiosidad tremenda por la muerte y cómo ayudar y acompañar a las personas a morir “bien” y a las personas que se quedan. Creo que justamente mi sensibilidad con unas buenas herramientas pueden ser de ayuda para otros.

Transformar el dolor en fuerza y sabiduría…puede ser una misión. Y en belleza. Porque de los momentos oscuros también pueden salir cosas bellas si abrimos bien los ojos, la mente y el corazón (a toro pasado, porque no nos engañemos, cuando uno está en la mierda -con perdón- no se suele parar a buscar mariposas).

Siento que mi propósito va tomando forma y sentido. Poco a poco las piezas se van colocando.

¿Quién decide que algo es “normal” o “correcto” o una “locura”? Personalmente, veo la locura como una gran cualidad en el sentido de autenticidad. Esa “locura” que en realidad todos o casi todos envidiamos porque es aquello que en realidad nos encantaría atrevernos a hacer y por creencias, miedos, convenciones sociales o por querer encajar a toda costa no hacemos. Me gustan esos puzles en  que las piezas no son las habituales, no son estándares. Siempre me ha gustado lo original, lo que se sale de la “norma” porque en secreto lo envidiaba y no tenía valor para hacer. Rara vez me he atrevido. Lo he cortado muchas más veces de las que me he atrevido. Pero mira, ha llegado un momento en mi vida en el que las tijeras de cortar mis ganas y mi particularidad se han oxidado y ya no cortan bien y he decidido no arreglarlas. Así que sí, creo en vidas pasadas, creo en vivir en libertad y coherencia con uno mismo sin juzgar a los demás, creo que el amor es lo que mueve el mundo, me gusta el tarot como herramienta de autoconocimiento, me encanta encontrar sincronicidades , me gusta meditar y cuando las visualizaciones son intensas, me resulta atractiva la idea de que en otra vida fui “bruja” (léase bruja como mujer sabia que ayudaba a la comunidad y ayudaba a sanar), adoro tener conversaciones profundas sobre la importancia de vibrar alto y cosas profundas, místicas y/o difíciles de creer. Creo en la importancia de cuidar las emociones, el cuerpo, el alma, las relaciones bonitas y abrazar mucho cuando el cuerpo nos lo pide (que pase ya la pandemia por favor, que tengo mono de abrazar y recuperar todos los achuchones que no estoy dando. Preparaos amig@s...) y sí, cuando no me ven, también abrazo árboles. Y al mismo tiempo, me encanta comer bien, disfrutarlo y zamparme alguna "guarrería" que otra, reírme de lo más tonto, ir de compras, ver una serie de lo más superficial y un largo etcétera de cosas absolutamente terrenales y necesarias. Una cosa no está reñida con la otra.  Ya he comentado en alguna ocasión que no aspiro a ser Budha. Simplemente aspiro a ser YO misma. Libre, un punto "loquis"  (la cordura está sobrevalorada), curiosa, sensible, espiritual, mística a ratos, desbordada e impulsiva a otros, buscando siempre nuevos caminos que explorar y encontrando o reencontrando en ellos gente inesperada que no hace más que llenarme y convencerme de que el mundo, universo o como quieras llamarle, está lleno de cosas bonitas por venir (y duras, porque una cree en los unicornios pero  sabe que también hay trolls y pedruscos “on the road”). Así que sin proponérmelo y sin pensármelo, me he puesto a escribir y he empezado a enseñar la patita por debajo de la puerta, sin harina, a pelo, porque ésta, señoras y señores, también soy yo. Ala, ahí lo dejo. Puedes estar o no estar de acuerdo conmigo, te querré igual. Al fin y al cabo, opinar diferente, respetarse y quererse, todo a la vez, tampoco está reñido.

Besos y abrazos apretados. Hasta pronto!





jueves, 13 de agosto de 2020

NUEVOS DESCUBRIMIENTOS

¡Hola de nuevo!

¿Cómo lleváis el verano? La verdad es que a mí esta estación me gusta aunque con algunos "peros".

Básicamente me sobra el sudor... Esa sensación de pelo y bigotillo mojados me repatea, para qué engañarnos. Me casé un 30 de julio y en el vídeo de la boda, durante la ceremonia, se me ve constantemente secándome la parte del bigote y el abanico a toda velocidad modo folklórica en la parte más dramática de una copla...todo glamour, oiga.

Hay a quien se le moja la blusa en la parte de los "alerones". A mí no. La mascarilla no ayuda nada en esta cuestión.

Pero voy al grano, que me lío. El martes cogí el metro por primera vez desde febrero. Tenía que ir a hacerme una analítica al hospital, al edificio general -al que tampoco había vuelto desde febrero- y decidí que era el momento de empezar a exponerme a ciertas cosas que me dan aún cierto respeto con todo el tema este de la pandemia, como por ejemplo los transportes públicos.

Descubrí varias cosas:

- Que puedes ir en metro sin tocar nada. Por lo menos si puedes sentarte. Las puertas ahora se abren solas sin necesidad de tocar el botón de apertura. Me senté cual abuelilla con los brazos cruzados encima del bolso y buscando un lugar donde pudiera ir más o menos separada del resto de usuarios. Aquello que hacía de apoyarme en la cinta de las escaleras mecánicas ni en broma. Seguía abrazada a mi bolso.

Sí, lo sé, parece paranoia pura pero en mi defensa diré que algunas personas ni se sentaban ni se agarraban a las barras. Como si pudieran levitar en los momentos de frenada. Ahí había experiencia, lo noté. Intuí fuertes cuádriceps anclando la pisada en equilibrio. Yo los utilicé para sentarme y levantarme del asiento sin apoyo manual ninguno. De algo tiene que servirme mi actual entrenamiento para rodillas en estado semi-crítico.

- Que la mascarilla no impide que detectes el olor a ausencia de desodorante...vamos, lo que vendría siendo la peste a sobaquete que algunas personas sufren, ignoran o gozan, ves a saber, hay gente para todo. A ver, mucho estampado, brilli brilli y diseño divino para las mascarillas pero....¿alguien se ha planteado aprovechar la situación para evitar olores desagradables? Ahí lo dejo.

- A esquivar gente por los pasillos del hospital como en una carrera de obstáculos. Ahí tengo un máster de cuando iba con el cochecito del niño. Adquieres una destreza sin igual y he comprobado que es como ir en bicicleta. No lo he olvidado. Qué recortes, qué requiebros, qué gracilidad de movimientos...

- Que el miedo te hace montarte pelis muy pero que muy dramáticas y no fue tan duro coger el transporte público, aunque confesaré que tampoco pienso abusar del tema....no me seduce la idea de volver a probar por ejemplo en una hora punta. Nunca me ha ido mucho el deporte de riesgo.

- A abrir las puertas de lugares públicos con algún papel o algo que tenga en la mano y luego frotármelas con el gel hidro alcohólico como si no hubiera un mañana. No creo que el botecito de la sustancia en cuestión vuelva a desaparecer de mi bolso nunca más.

Y hasta aquí mis aprendizajes y experiencias de ayer. Salí de casa por la mañana nerviosa y volví como quien viene de vencer un par de batallas. Esta pandemia nos está curtiendo...o no...porque yo sigo echando de menos los achuchones y los besos de pueblo en las mejillas con algunas personas. Eso no ha cambiado.

Abrazos apretados, besos de pueblo y mucho gel hidro alcohólico (Guiño).


Calvin & Hobbes de Bill Watterson
Calvin & Hobbes de Bill Watterson


viernes, 19 de junio de 2020

NUEVA ANORMALIDAD, NORMALIDAD O LO QUE SEA....

Catorce semanas después de cerrar los colegios empieza la "nueva normalidad" o "fase de represa" en Catalunya. Fase 3 vista y no vista..."fasis interruptus". 
Cómo nos gusta ponerle nombre a todo, ¿verdad?. Sí, yo soy la primera que a veces necesito poner una etiqueta pero básicamente porque me ayuda a situarme, saber lo que tengo delante y cómo actuar al respecto. En esta  ocasión en particular no sé si quiero esa etiqueta...es como que sigue poniendo el protagonismo en el dichoso virus, que evidentemente lo tiene, no se puede negar....pero tras tres meses de muchas sensaciones (demasiadas) y situaciones extrañas, irregulares y tremendamente surrealistas, no me apetece seguir alimentando esa sensación de surrealismo y peligro constante aunque a veces sea inconsciente. Es un miedo como las cookies del ordenador, programas que van trabajando en segundo plano, la presencia de los cuales la mayor parte del tiempo no eres ni consciente que existen y le restan energía a tu aparato. Así lo vivo yo. De hecho me he resentido físicamente un poco y todo. Pero es circunstancial. Me sigo recordando la importancia de vivir un día a la vez, aquí y ahora.

El confinamiento me ha traído muchas cosas. He tomado más consciencia que nunca de cómo evoluciona la naturaleza a nuestro alrededor gracias a las plantas de mi terraza, he creado grandes lazos con esa misma terraza, he agradecido (más si cabe, porque hace tiempo que lo agradezco cada día) la vida que tengo y a quienes tengo en mi vida, he leído bastante, he "subido" a montañas rusas emocionales que me han mareado pero de las cuales he sido consciente y me han dado aprendizajes y ya llegando a fase dos, he revisado mis valores, he tomado algunas decisiones importantes sobre mi propósito de vida y hábitos importantes para mí.

Me he dado cuenta también de la fase en la que se encuentra mi "pollo pichón casi pavo". Tiempo y espacio para él, ir a su rollo más que nunca, la madurez de afrontar este confinamiento con una tranquilidad la mayor parte del tiempo bastante pasmosa. De repente, el hecho de que ya no necesita que estemos pendientes de él constantemente, aligera mucho a la par que te pone ante una realidad que te recuerda que en nada empezará a volar solo. Hoy acaba la primaria y recuerdo que hace dos días, sí, dos días, empezaba P3...¿En qué momento cambiamos los cuentos de cada noche por la serie de Netflix, o el "Mama, juega conmigo" por él "me voy a mi habitación" o llevar mi misma talla de calzado o empezar a oler a adolescente entre otras cosas?

También he ido viendo cómo el volver a reunirme con algunas personas me ha dado la vida a la par que me causaba cierta ansiedad. Es como si de repente estuviera haciendo algo malo...Hace dos días por fin cogí el transporte público(El bus, el metro será el siguiente paso. Exposición progresiva)...creo que debo haber cambiado la piel de las manos de tanto jabón y tanto gel hidroalcohólico. Por no hablar de la mascarilla....Mi más absoluta admiración por los sanitarios por eso y por TODO. Yo, que he vivido en mi proceso crónico unos cuantos ingresos ya traigo puesta la admiración por ellos desde siempre.

Por otra parte, he descubierto, nuevos grupos de música, que se puede conectar con almas bonitas y crear energías preciosas en la distancia, que llevo una farandulera dentro a la que le encanta salir más de lo que me atrevía a reconocer, que el centro de Barcelona sin turistas es gloria bendita, que la capacidad de adaptación del ser humano suele ser sorprendente y que hay mucho cafre suelto como siempre...no creo que todo esto nos cambie como sociedad. Individualmente habrá gente que lo ha aprovechado muchísimo para mirar hacia dentro y seguir mejorando pero como colectivo....tengo serias dudas. Pero bueno, como decía el Capità Enciam, "Els petits canvis són poderosos", así que seguiremos haciendo cosas a nivel individual los que ya las hacíamos y alguno más espero. Mucha gente haciendo cosas pequeñas pueden hacer algo grande...o algo así dicen por ahí ¿No?. Que cada cual actúe como crea, en coherencia consigo mismo. Personalmente, intento no escuchar a las voces apocalípticas. No estoy dispuesta a vivir con miedo perpetuo porque, entre otras cosas eso no es vivir. Cabeza, respeto, sentido común y responsabilidad y a ver qué nos deparan los meses que aún nos quedan por delante. Si por lo menos ya puedo mirar a los ojos a los que quiero sin una pantalla por medio y sentirlos y tenerlos cerca, eso ya es un regalazo de vida enorme SIEMPRE. No necesito un confinamiento para saber eso.

Lo de ir a la playa...mira, tendré la excusa perfecta para no ir. No veo yo muy claro lo de la distancia de seguridad, sin mascarillas etc....yo, como las yayas, a primerísima hora o ya al atardecer, que es cuando siempre me ha gustado....sin gente. No soy antisocial, soy selectiva. 
Y algo bueno tiene la mascarilla oiga, y es que este año no me ha salido el bigotón de mariscal que forman mis pecas en tropel en esa zona. Con qué poco nos conformamos a veces, ¿verdad?.

No sé si acabaremos acostumbrándonos a vivir así o no...ya lo iremos viendo. Pero lo que es importante para mí, sigue siendo lo mismo que antes, para mí no ha cambiado: Mis AMIGOS, mi familia y vivir lo que me quiero llevar. Decir NO a lo que no suma y un SÍ gigante a lo que sí (Estas dos últimas ahora más en práctica que antes). Prioridades, ni más ni menos. Y la vista puesta en ese tiempo más o menos lejano en que lleguen los abrazos apretados, largos y sin miedo.  Pau Donés, el cual decía "Vivir es urgente", en su libro "50 palos y sigo soñando" deja 20 mandamientos para la vida, (buscadlos porque valen mucho la pena). Algunos de mis favoritos son (De hecho los 20 son mis favoritos):

"Que aprendamos a decirnos "te quiero" sin que nos dé vergüenza".
"Que le perdamos el miedo a la muerte, pero también le perdamos el miedo a vivir".
"Que decidamos por nosotros mismos. Que nunca dejemos que los demás decidan por nosotros".
"Y, en fin, que a la vida le demos calidad, porque belleza le sobra".

No puedo añadir nada más...
Abrazos apretados sin miedo. Y a l@s que ya sabéis, "OS QUIERO!!!"



Foto de @nubedecarbon


martes, 19 de mayo de 2020

Y DECIDÍ PINTARME LAS CICATRICES...

 
Y decidí pintarme las cicatrices de dorado en el alma y en la piel, como en el arte japonés del Kintsugi.  En la piel literalmente. Porque aunque mi Crohn forma parte de mí desde hace más de 23 años, yo no soy mi enfermedad y todo lo que conlleva. Eso me costó entenderlo. Yo no soy él (mi Crohn) pero descubrí hace relativamente poco que me hizo más fuerte y me enseñó a empezar a amar lo que soy aunque a veces se me olvide.
Soy la que siente las emociones en volumen alto, a veces demasiado, para bien y para mal, la que observa atenta a su alrededor sobre todo en la naturaleza, hacia adentro y a los demás. La que se fija en los detalles y en los ojos y las manos de las personas. La que adora los abrazos, la que respira hondo para encontrar la calma cuando dentro tiene tormentas y a veces se ahoga entre las olas. La apasionada de los libros y la lectura y quien aprendió que el mejor momento es "Aquí y ahora". La "escopeta sin seguro" que salta y se cabrea y está aprendiendo a ralentizar la reacción.
La que se ríe de su sombra aunque a veces le cueste o no lo consiga; la que ama compartir risas, sonrisas, lágrimas y confidencias con los que más quiere aunque siga dándole apuro llorar con alguien. La que aprendió a hacerle "peinetas" al miedo y decirle: "Calla y siéntate que yo conduzco" temblando y sin acabar de creérselo. Aquella que desenterró su esencia y empieza a dejarse ver un poco más. La que aspira a VIVIR, en mayúsculas y a COMPARTIR momentos, abrazos, miradas, risas y todo lo que haga falta. Y todo eso queriendo y queriéndoSE, riendo y riéndoSE, cuidando y cuidándoSE.
En definitiva, soy quien soy. Esta soy yo a grandes rasgos. Dejé de ser "la niña del Crohn" para SER Mar, y ya. Que no es poco y no quiero olvidarlo.
A todos los que conducís con una EII de copiloto (o lo que sea) y a los que lo viven a nuestro lado, un abrazo, mucha fuerza y no os olvidéis de VIVIROS.
                                       
Gracias a Ariadna Carrascull de @nubedecarbon por hacerme unas fotos con tanto cariño y sensibilidad.


                                 
 

domingo, 17 de mayo de 2020

OBSERVAR O NO OBSERVAR...

Llevo un rato en la terraza. Llevo un día "raruno" -en realidad toda la semana está siendo algo convulsa emocionalmente hablando-. ¿Cuánto llevamos ya? Ni me acuerdo...Vale sí, nueve semanas...y parecen nueve meses. Lo siento, hoy esto se me hace largo. Pero a lo que iba. Como iba diciendo, llevo un rato en la terraza. Después de ver una peli romántica (craso error...qué lagrimones) y apoyar mi cabeza en el cuerpo de mi gato pequeño para oírlo respirar y escucharle el corazón, (sí, lo hago. Me relaja y se deja, así que...) he salido con la única intención de escuchar música de modo aleatorio (así que puede salir desde Imagine Dragons hasta Frank Sinatra pasando por ACDC) y contemplar mi alrededor...intentando buscar el modo "encefalograma plano". Según el consejo de "El método Catfulness" de hoy, cuando descansamos por completo, igual que cuando soñamos, afloran las verdades ocultas...o sea que aflora nuestro yo interior.
Como estoy en el ático se ven muy bien las nubes. He visto un caballito de mar, el "Destructor de tormentas" de Thor, a Fújur (el dragón volador de "La historia interminable") y luego el caballito de mar se ha convertido en un murciélago...lo juro. Uno de esos grandes australianos (creo) que son frugívoros (les llaman zorro volador). Mientras tanto ha venido un petirrojo a pasearse por las ramas del ficus benjamina, ha pasado volando una mariquita y me estoy dando cuenta que el jazmín por fin se está plagando de flores y huele... huele a verano, a paseos por la playa y mojito o clarita y risas y conversaciones profundas o superficiales en cenas con amigos. Aquí viene un suspiro laaargo y hondo.
También he visto al señor del edificio de enfrente, el que siempre le da vueltas a su terrado sin camiseta, con gorra y puro. Pero ahora está en su balcón. Sin camiseta ni gorra pero sí con puro...cortándose las uñas de los pies. En la terraza de al lado también oigo un cortaúñas. Debe ser día de "poda". La antena del otro edificio que tengo delante se mueve bastante....
Esta mañana me he levantado temprano para ir a caminar. Afortunadamente tengo un parque precioso y una montaña relativamente cerca. Ayer fue el primer día que fui. Primer día de ver verde en demasiado tiempo. He visto una tórtola y un mirlo conversando en una rama. Eso sí, guardando la distancia de seguridad y brevemente se han despedido. He podido observar el reflejo de algunos rayos de sol en el mar que se colaban entre las nubes, había rosas y flores de todos los colores...y he podido llegar a un rinconcito en el que hay dos eucaliptus impresionantes...No había casi nadie y me he permitido sacarme la goma de la mascarilla de una oreja y aspirar a fondo con los ojos cerrados...mmmm eucaliptus, tierra mojada (ayer llovió), naturaleza....casi lloro. Después se me ha ido la vista hacia otro árbol. Con algunos árboles me pasa lo que con algunos libros...me llaman. Me habría abrazado a él pero me ha podido la vergüenza...además justo a sus pies había una caca de perro (qué manera de romper el encanto de la escena).
De bajada he vuelto a ver el mar, con ese reflejo que tanto me gusta cuando está nublado, me he vuelto a emocionar y a pesar de toda la que está cayendo, he sentido que realmente la vida es un milagro. 
Y cuando observas tanto y conectas tanto, también conectas con tu interior y te observas por dentro (o no...eso va a gusto del consumidor).
Personalmente suelo hacerlo y últimamente con más intensidad. Hoy he visto rabia, pena, agradecimiento, frustración, incertidumbre, ansiedad, esperanza....todo a la vez, todo mezclado. Rabia, pena, incertidumbre, ansiedad por las ganas de que esto termine, por saber cuando voy a poder abrazar a las personas que tanto echo de menos y a quien tanto quiero, si las primeras veces que las pueda ver nos podremos acercar....mi manera de querer es así, tocando, sintiendo, expresándome... ansiedad por la necesidad de recuperar mi libertad en todos los sentidos, agradecimiento por poder pasar este trance en un buen lugar con los míos y estar sanos, esperanza porque en el fondo soy optimista y creo que acabará bien....y vuelta a empezar. Reír, llorar, cabrearse, faltarte el aire, observar, observarte, descubrirme esperando cosas de los demás que en realidad debo buscar en mí, buscando a mi yo de verdad....y así toda la semana. Y eso es lo que pasa cuando uno se pone a observar y/o a observarse.

Hoy la música "desconfinada" ha sido una canción de Los Aslándticos. El estribillo dice en un momento: "Y todo será como un sueño si al despertar te encuentro".... Pues eso...si al final de esta pesadilla encuentro a mis personas especiales y las puedo abrazar y hablar con ellas mirándonos a los ojos, o cogernos una mano o sonreírnos en directo aunque al principio sea con mascarilla y sonriendo con los ojos, habrá valido la pena la espera y todo lo observado.
Abrazo apretadísimo y besos con ruido.


viernes, 1 de mayo de 2020

AYER FUI "MALOTA"

"El método Catfulness" es un mini libro que te hace una pequeña propuesta o reflexión cada día durante siete semanas. Ayer la pregunta era : "¿Qué es correcto y qué es incorrecto? Según el pensamiento Zhen eso es un poste para atar burros y la verdad es que estoy bastante de acuerdo. De hecho, cada vez estoy más convencida de que no hay verdades absolutas, todo o casi todo es relativo en esta vida, y al final, cada uno juzga desde su propia historia. Evidentemente hay unos básicos personales, sociales, familiares, profesionales...pero si no haces daño a nadie y no es ilegal, no hay una sola manera de hacer las cosas. Una manera correcta como tal. Creo que hay demasiadas creencias y normas rígidas que nos acaban haciendo perder nuestra esencia, que sin darnos cuenta las tomamos como inamovibles..."Si hago o  no hago esto van a pensar, van a decir...", "Es que siempre se ha hecho así...", "Sé discreto, no destaques...", "Tú, ver, oír y callar..." y taaaantas otras. Pues bien. He llegado a la conclusión de que mientras uno esté en paz y en coherencia consigo mismo, lo correcto o incorrecto es su elección exceptuando algunas situaciones inevitables. Particularmente cada vez juzgo menos y da bastante paz, la verdad.

Pero bueno. Lo que os quería contar es bastante más banal, aunque está relacionado con eso de las creencias que uno hereda o que se impone a sí mismo. En mi caso, una de estas creencias es que un libro, si lo empiezas, no puedes dejarlo a medias. Me he tragado cada tocho....porque no se puede abandonar. A lo largo de mi vida lectora que ya hace unos 40 años que dura, lo he hecho poquísimas veces y fue nada más empezar y a las 10 páginas ver que eso no iba conmigo. Pero cuando se trata de un libro con buena crítica, que además teóricamente es un buen libro, para mí, dejarlo es algo grave.
Pues bien. Ayer lo hice. Después de 300 páginas (303 para ser exactos), decidí que no iba a dedicar más tiempo a leer una historia que no me hacía disfrutar, no me enganchaba. Hace poco que estoy aprendiendo a dedicar mi tiempo y energía a las cosas y a las personas que realmente quiero y me aportan aprendizaje, bienestar, motivación....Menudo ejercicio de flexibilidad hice conmigo misma.

Lo intenté durante seis semanas. De hecho, aproximadamente en la página 236 parecía que la historia empezaba a ponerse interesante. Es como cuando estás rozando el clímax, sí, sí, sí....y al final...al final no. Nothing, res de res, niente. La cosa se desinfla y te quedas con la decepción. Casi lo conseguí. Pero no amig@s. Cuando no tengo ganas de que llegue mi ratito de lectura o no cojo un libro en tres días y no lo echo de menos, es que no vamos a ninguna parte. Así que ayer decidí ser "malota". Yo, la niña buena que casi siempre hizo y hace "lo correcto", ¡decidí hacer algo temerario! Abandoné la historia a la mitad. Así, como lo oís. Lo pensé y juro que me puse nerviosa al hacerlo. Pero lo hice. Lo decidí a media mañana porque ayer cambié una de mis rutinas por aquello de no hacer las cosas como siempre (cosas del catfulness…). Había pensado en ponerme a leer después de comer en la terraza en vez de ver la tele. Y así lo hice. Pero, ¡Atención, letras luminosas! Empecé otro libro. Sí...¿A que doy miedo? Decisiones inmorales que toma una. Viviendo en el límite del bien y el mal. No me reconozco muajajaja (risa diabólica). Tengo que decir que dejé el punto de libro por donde iba por si acaso no resisto y me echo atrás. Pero lo conseguiré. De hecho, hoy tengo ganas de retomar el libro nuevo. Buena señal. He tomado el "mal camino" y me ha gustado. No hay vuelta atrás.

Y con todo esto, he llegado a una conclusión. Quizás ese defecto que tengo de empezar cosas y no acabarlas, no es tal defecto sino que simplemente, no me llena y no me dedico a ello. Tampoco voy a seguir fustigándome por lo que no acabo. O le pongo remedio o lo dejo atrás. Lo de dejar de juzgar también me lo aplico. Porque si en algo somos especialistas los humanos es en machacarnos por lo que hacemos, por lo que no hacemos, por lo que sentimos y decimos o lo que no....Mirad, yo creo que esto tiene que ser mucho más sencillo. Así que yo he empezado por "abandonar" un libro a medias. A lo mejor he abierto la veda de un mundo lleno de "incorrecciones" por descubrir...¿Quién sabe? Un día, hace tiempo, mi hijo me dijo enfadado :"Es que no quiero vivir haciendo siempre lo correcto!" (escribí un post al respecto). Y ahora pienso que había mucha sabiduría en esas palabras. ¿Recordáis la pregunta del principio? ¿Qué es correcto y qué es incorrecto? Cada uno tiene su propia respuesta y ésta puede cambiar con el paso del tiempo...Se llama evolucionar.
No sé quién lo escribió pero este texto me encanta:



Así que, vamos a "desmadrarnos", hacernos más caso, seguir nuestra intuición y vivir haciendo que nuestro cerebro y nuestro corazón se despeinen un poco más.
Besos ruidosos y abrazos largos y apretados.

lunes, 20 de abril de 2020

UN SANT JORDI DIFERENTE

Lunes, 20 de abril. En tres días Sant Jordi.
Los que ya me conocen un poquito saben que Sant Jordi es mi día preferido del año.
El ambiente que hay en la calle me calienta el alma. Libros por todas parte, rosas en todas las esquinas...se respira un talante diferente ese día. Hay más alegría, buen humor, sonrisas...sí,sí, sé que si bajas al centro de la ciudad cuando siempre huyes de las aglomeraciones como es mi caso, puedes colapsar. ¿Solución? Bajar muy prontito y huir como alma que lleva el diablo cuando empieza a aumentar el flujo de gente.
Los últimos años nos hemos quedado por el barrio, dado que el pichón ha heredado mi gusto por los lugares poco concurridos. Pero no me importa porque así contribuimos a invertir en la economía del comercio de proximidad.
La temperatura ya empieza a suavizarse, la luz de primavera crea un cuadro acogedor....en fin, que siempre espero ese día con suma ilusión. Soy compradora compulsiva de libros, lo reconozco. Y como leo mucho libro electrónico por el tema espacio, para Sant Jordi (y algún que otro día más) me llevo mi dosis de libros en papel necesaria para mi subsistencia. Mi madre siempre me dice que de pequeña se tenía que enfadar conmigo porque quería acostarme con libros en vez de con muñecos y podía hacerme daño. Son mi pasión desde que tengo uso de razón. Si alguna vez no sabéis qué regalarme, no optéis por una joya. Escoged con cariño un libro para mí y seré feliz. Y si me escribís algo dedicado ya....ni te cuento.

Ya hace años que en casa hay rosas y libros para todos. A mí me encantan las rosas amarillas. No me preguntéis por qué, es así. Recuerdo con especial cariño una rosa amarilla de pitiminí de mi por entonces aún novio, cogida de su terraza. Soy de gustos sencillos por lo general. A ellos les gustan las de "chuche". Golosones.

Este año el 23 de abril va a ser muy diferente y la verdad es que me pone triste. Me faltará pasear por las paradas  y librerías, mirar, acariciar los libros, respirarlos y dejarme escoger por ellos. Porque sí...me escogen. Puedo llevar veinte paradas viendo cientos de ejemplares hasta que de repente mis manos y mis ojos se van sin saber porqué a uno en concreto (bueno, a varios). Esa sensación es magia pura. Echaré de menos ir al cole a ver "La llegenda de Sant Jordi" que representan los alumnos de la ESO como yo hice en su día cuando hacía tercero de BUP (una tiene una edad ya...) y la entrega de premios de los Jocs Florals. De hecho acabo de recordar que gané el segundo premio mi último año como alumna con una poesía (supongo que de amor...la adolescencia, ya se sabe).

Por mi parte, haré rosas de hojaldre y ya he comprado los libros en mi librería de cabecera "La Font de Mimir" a través de  www.llibreriesobertes.com (si clicáis encima del link os dirigirá allí) y los recogeré cuando puedan volver a abrir sus puertas. Intentaré engalanar el balcón lo mejor que pueda y puede que intentemos hacer pan de Sant Jordi.

Para mí es un día de compartir no solo libros y rosas sino lo que representan: amor en todas sus formas. Es compartir un: "pienso en ti, te echaba de menos, me importas, cuenta conmigo, te quiero..."
El día de los enamorados pero del cariño, de la cultura, del color, de la amistad, de la luz y de la vida. Aix...qué profundo me ha quedado esto por Dios. Pero es como lo siento. Así soy yo, apasionada de lo que me gusta y de los que quiero.

Feliz Sant Jordi aunque sea confinado gente bonita.
Un abrazo apretado, una rosa amarilla y un libro que os llegue al alma.

Ilustración de Joan Turu